El oro hace visibles las obras maestras de estuco

Una vez el sustrato está bloqueado y preparado para el dorado, el dorado de estuco es una tarea factible, ya que este sustrato acepta muy bien el pan de oro. La mayoría de dorados de estuco se realiza idealmente en el techo y, por tanto, goza de una larga vida.

Antes de dorar, debe comprobarse la viabilidad de los trabajos de estucado. Todo dorado necesita un principio y un final. Si el estuco ofrece unos bordes adecuados y una ornamentación apropiada, el dorado puede llevarse a cabo sin problemas. Si las formas son fluidas y sin límites claros, el trabajo del dorador se vuelve laborioso. Un dorado completo es entonces posiblemente la mejor solución de emergencia. Sin embargo, la superficie que se va a dorar debe ser de buena calidad, ya que el pan de oro resaltará implacablemente cualquier mínima imprecisión y defecto en la superficie del estuco. A la inversa, el dorado también resalta el trabajo perfecto y la obra maestra de un yesero.